miércoles, 15 de febrero de 2017

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Punset fue una de las fundadoras del Movimiento Ciudadano, la plataforma formada por políticos y miembros de la sociedad civil que en 2013, liderados por Albert Rivera, impulsó la expansión del partido naranja a nivel nacional. Ahora lamenta que la nueva dirección haya decido enterrar este movimiento.
Su dimisión como responsable del área de Medio Ambiente del Comité Ejecutivo al no estar de acuerdo con la estrategia del partido, supuso una sorpresa para Rivera. Desde entonces, la eurodiputada ha denunciado que el líder es excesivamente complaciente con el "nacionalimo moderado", que está escorándose hacia la derecha y ha convertido a Ciudadanos en "la marca blanca y mala del PP".
En esta entrevista, en la que insiste en que sus críticas no van dirigidas a Rivera sino contra el "aparato", Punset abunda en esa idea. Una idea que a su juicio ha quedado certificada en la reciente Asamblea General que celebró el partido hace unos día en Coslada (Madrid) y a la que ella no asistió, entre otras cosas, porque se casaba ese mismo fin de semana.
Aunque no ha participado usted en la IV Asamblea de Ciudadanos, imagino que habrá hecho su propio análisis de los resultados.
Pues, no, no participé porque entre otras cosas me temía que iba a terminar como terminó, como un congreso a la búlgara. Para mí, este congreso ha sido el entierro de la pluralidad, de la transversalidad y de la democracia interna, si es que alguna vez la hubo en Ciudadanos.
Pues Albert Rivera ha salido muy contento. ¿Ha hablado usted con él?
No, no he hablado con él. No hablo con él desde el día que dimití como miembro del Comité Ejecutivo. Pero yo, como afiliada del partido y como miembro fundador del Movimiento Ciudadano, que fue el germen que dio origen a la expansión nacional del partido, no puedo estar contenta porque para mí este congreso ha sido el fin de mi partido entendido como un movimiento ciudadano. De hecho, lo han borrado de la web.
En mi partido, antes pensar diferente sumaba en vez de restar. Y a mí, que provengo del activismo social, lo que más me gustaba precisamente era eso, que no se comportaba como un ejército, sino como un movimiento ciudadano que se había revuelto contra el nacionalismo al que se habían vendido los dos grandes partidos. No funcionábamos ni como un ejército ni como en este congreso a la búlgara con un 99% de votos. Eso está bien para los partidos comunistas marxistas leninistas. A mí tanta unanimidad me da escalofríos.
¿Y a qué la achaca?
Pues desde luego no es producto del espíritu crítico. Tanta unanimidad en los partidos políticos siempre es producto del miedo, miedo a ser excluido de las listas y de la actividad política del partido si se disiente.
¿Cree que habrá cambios después de esta Asamblea y que le puedan afectar a usted en sus responsabilidades como eurodiputada?
Sí, creo que habrá cambios. Pero lo que me ocurra a mí no es lo que más me preocupa. A mí lo que me preocupa es la ausencia total de discrepancia porque al final lo que pierde calidad es la política y los políticos en nuestro país. Lo más penoso y lo menos generoso que puede haber es que en nuestro partido, después de este congreso, no se haya incorporado a ninguno órgano directivo, a ninguno, y cuando digo a ninguno es a ninguno, de los que no piensan como tú. Y eso ha sido así.
Tampoco hubo listas alternativas. La dirección del partido alega que se les dio la oportunidad y no las presentaron.
¿Pero cómo va a haberlas? Si es que el sistema de votos y de elección de compromisarios que se montó… es que el aparato es muy efectivo, si yo lo reconozco, que los aparatos de los partidos son normalmente máquinas de matar. No hubo listas alternativas porque no había opción y eso lo sabían los críticos. En los grupos de trabajo, y eso que ya había habido una purga previa a través de la elección de compromisarios, había un 25% de votos a favor que pensaban que la socialdemocracia no tenía que ser eliminada del ideario. Es decir, como mínimo, uno de cada cuatro pensaba así.
La candidatura catalana de Mejor Unidos, de Jordi Cañas, defendió esas tesis pero fue derrotada.
Exactamente, con un 25% de los votos a favor. Pues de esos críticos de Mejor Unidos ni siquiera uno ha sido incorporado a los órganos de dirección. No hay nada que me parezca menos generoso y menos enriquecedor para el partido. Porque incorporar distintos puntos de vista lo hacen incluso los viejos partidos. Uno no se imagina a un PSOE sin opiniones contrapuestas, sin un Bono, sin un Madina o sin un Pedro Sánchez. Es enriquecedor. Porque al final refleja la heterogeneidad que también tienen los votantes y nuestra sociedad.
Sin embargo, el propio Jordi Cañas aceptó sin protestas el resultado y alabó el alto nivel del debate. Incluso desveló que se había fundido en un abrazo con Rivera. Y tampoco presentaron candidatura al Consejo General.
Yo no estuve allí ni he hablado con Jordi y no puedo hablar por boca de ellos. Yo solo puedo decir que el aparato de los partidos es un rodillo que funciona muy bien. En un partido tienes dos opciones cuando no estás de acuerdo con el aparato: quedarte, y hacerlo significa pues quizá aceptar derrotas y ser complaciente con determinados puntos de vista, o irte. Y hay mucha gente que no está por irse y yo lo entiendo. Yo entre ellos. Yo creo que han hecho lo que han podido y que han perdido. Pero a lo mejor si hubiese la democracia interna que tendría que haber, no estaríamos en estas circunstancias.
¿Podría haber escisiones o una desbandada de bajas en Ciudadanos, especialmente en Valencia?
Puede ocurrir de todo. José Enrique Aguar, el diputado provincial, ha sido el primero que acaba de anunciar que ya no se queda en Ciudadanos.
¿Y usted no se ha planteado marcharse, dimitir de su escaño de eurodiputada?
¿Por qué? Yo hago mi trabajo con el máximo esmero, seriedad y profesionalidad. No soy yo la que ha cambiado de principios como Groucho Marx. Ni soy yo la que va a regalar el partido a los que han cambiado de partido en este congreso. Considero que no soy yo la que tiene que abandonar. Creo que tendrán que pensar el rumbo que le han dado. Las consecuencias las veremos más adelante. Oye, igual yo me equivoco y esto es un éxito sin parangón. Pero será un éxito sin parangón en el que muchos de los que estamos dentro nos sentimos huérfanos. Pero lo que tengo muy claro es que nosotros no somos los que tenemos que abandonar.